
Dándole vueltas al mensaje anterior recordé el manifiesto que formularon los directores del 'Triángulo de oro del arte" (Prado, Thyseen y CARS) a finales del 2002:
Declaración sobre el valor del museo universal (Texto íntegro)
La comunidad museística internacional comparte la convicción de que se debe poner freno firmemente al tráfico ilegal de objetos arqueológicos, artísticos y étnicos. No obstante, debemos reconocer que los objetos adquiridos en tiempos recientes deben verse a la luz de las diferentes sensibilidades y valores, reflejo de esa época anterior. Los objetos y obras monumentales que se instalaron hace décadas e incluso siglos en museos de toda Europa y Estados Unidos fueron adquiridos en condiciones que no son comparables con las actuales.
Con el paso del tiempo, los objetos adquiridos de esa forma -sea por adquisición, regalo o división- se han convertido en parte de los museos que los han cuidado, y por extensión parte de la herencia de las naciones que los albergan. Hoy día somos especialmente sensibles a la cuestión del contexto original de una obra, pero no deberíamos perder de vista el hecho de que los museos proporcionan también un contexto válido y valioso para objetos que hace mucho tiempo fueron desplazados de su fuente original.
La admiración universal por las antiguas civilizaciones no estaría hoy tan firmemente establecida de no haber sido por la influencia ejercida por los artefactos de esas civilizaciones, ampliamente accesibles a un público internacional en los grandes museos. De hecho, la escultura de la Grecia clásica, por poner tan sólo un ejemplo, ilustra de modo excelente este argumento y la importancia de las colecciones públicas. La historia de siglos de la apreciación del arte griego comenzó en la antigüedad, se renovó en la Italia del Renacimiento, y posteriormente se extendió por el resto de Europa y las Américas. Su integración en las colecciones de museos públicos de todo el mundo señaló la importancia de la escultura griega para la humanidad en su conjunto y su valor imperecedero para el mundo contemporáneo. Además, la estética griega característica de estas obras se muestra con tanta más fuerza por cuanto que es el resultado de haber sido observada y estudiada en contacto directo con los productos de otras grandes civilizaciones.
Los llamamientos a la repatriación de objetos que han pertenecido a colecciones de museos durante mucho tiempo se ha convertido en una cuestión importante para éstos. Aunque cada caso debe juzgarse individualmente, deberíamos reconocer que los museos sirven no sólo a los ciudadanos de una nación sino a la gente de todas las naciones. Los museos son agentes para el desarrollo de la cultura, cuya misión es fomentar el conocimiento por un proceso continuo de reinterpretación. Cada objeto contribuye a ese proceso. Restringir el material de los museos cuyas colecciones son diversas y polifacéticas sería por tanto un perjuicio para todos los visitantes.
Aparte del debate sobre la legitimidad de su argumento, a fecha de hoy no creo que se pueda concebir el museo de arte como un archivo ilustrado de artesanías de alta manufactura, el manifiesto constituyó un burdo intento de blindaje sobre la formación de sus respectivas colecciones. En particular la consecución y permanencia de la Thyseen es un asunto muy turbio, no sólo por la procedencia de las obras de un cuestionable coleccionista privado, si no muy a mi pesar por la adquisición opaca por parte del estado de esas obras. Luego está como han acordado repartirse el pastel, organizar las colecciones según ellos, de la historia de la plástica y el arte contemporáneo. Es decir, las obras son nómadas si ellos lo deciden pero no cuando existe una legitimación histórica y cultural para su retorno o permanencia. ¿Hace falta recordar que el estado español renovó y actualizó la ley del 1933 en 1986 que impedía que cualquier obra de Velázquez saliera del país?
El ejemplo mas notorio es el del Guernica de Picasso que fue devuelto a España a petición explicita del pintor tras su muerte en cumplimiento de varias condiciones: la creación de una nueva república con la consiguiente restauración democrática y su localización en el Museo del Prado. Gracias a este testamento se recibió la obra en 1981, la cual fue innecesariamente trasladada del Casón del Buen Retiro, parte de la colección del Prado, al Reina Sofía (CARS) en 1994. Es decir, ¿si no han sido respetadas las condiciones por la cuales se posee esta obra no sería posible que su antiguo propietario, el Museo de Arte Moderno de New York, se viera legitimado para pedir su devolución? Museo que por supuesto devolvió, el Guernica, no sin cierto pataleo y tras un largo recordatorio por parte de las autoridades españolas. En este caso la voluntad del autor, es decir la condiciones del préstamo eran explicitas. El museo cedió a las presiones y repatrió la obra a España aunque aún se sostiene el argumento más sólido del MoMA para no devolver la pintura: España no es una república. Sin el deseo explicito de Picasso para su retorno a España ¿Cuánta gente se cree que no habría que ir aun al MoMA, ese receptor de la cultura universal ("polifacético y diverso agente para el desarrollo de la cultura, cuya misión es fomentar el conocimiento por un proceso continuo de reinterpretación" en palabras del manifiesto) para ver la obra en vivo?