25 marzo 2006

El horror: En mangas de camisa


No sólo las venden arrugadas sino incluso arremangadas.
¿Estarán presudadas también?

24 marzo 2006

Epifanías: Vida alérgica


Ayer amanecí sin alergias y me acosté alérgico crónico. Todo ha sido gracias a un alergólogo que me ha abierto ese camino a la conciencia. La buena noticia es que no soy alérgico al asfalto, ni al hormigón, ni al ladrillo, ni al acero, ni a la escayola, o siquiera al vino. Pero si soy alérgico al polen, a los árboles, a las flores, a la hierba y a una ristra de otros vegetales que por curiosidades del sistema médico estadounidense las tiene escritas un doctor dentro de una carpeta pero de las que yo no tengo copia. También tengo problemas con el reino animal: ácaros, cucarachas, perros y gatos. "Con los gatos más", enfatizó el doctor.

Y yo que ayer me desperté sin alergias me pregunto si no puedo seguir viviendo como un antialérgico en mi ecosistema. Un ecosistema que no es peor ni mejor que otros pero que mirando a mí pasado - y hasta la fecha - ha sido el mío. Quizás deba culpar a mi vida urbana por no haberme preparado para una dinámica más rural.


Estás revelaciones no deberían oscurecer mi apoyo a unas ciudades más verdes, a un entorno urbano sostenible y a la preservación de espacios naturales. Pero teniendo en cuenta que no tengo planes para ir al campo y buscar lo rural en mí, a lo mejor mañana me levanto y decido que no soy alérgico.



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23 marzo 2006

Urbanismo: La calle en el gimnasio


Bicycle Forest se dedica a investigar nuevos vehículos de tracción humana que se ajusten a las exigencias de la vida contemporánea."¿Has deseado alguna vez poder tener una sesión de calidad de carrera estática sin pagar los caros precios de un gimnasio?" Gracias al nuevo Treadmill Bike se puede escapar de la agonía del suburbio con los beneficios de la quema de calorías estilo gimnasio. El invento consiste en una cinta de correr montada sobre dos ruedas que se desplaza gracias a la carrera generada por el usuario. Frente a una vida estresante, el dominio de la periferia suburbana y el aburrimiento del ejercicio individual entre cuatro paredes, la solución obvia es promover gastarse 2.500 dólares canadienses - más de 1.800 euros - para continuar con la misma existencia al aire libre. Es lo que el ciudadano que se precie necesita: ni correr, ni ir en bicicleta sino salir a la calle con esto...

Más info en www.bikeforest.com

Publicado originalmente en la revista ETECÉ, número 10, Marzo/Abril (PDF 2.259 KB)

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Urbanismo: El gimnasio en la calle


22 marzo 2006

Urbanismo: El gimnasio en la calle


Bikebus es la idea del empresario brasileño Marcos Alves frente a la desmotivación y la rutina que llevan a la gente a abandonar los gimnasios. Su programa saca el gimnasio a la calle en autobuses con clases de bicicleta estática por Río de Janeiro. Nada puede motivar tanto como compartir un espacio cerrado con gente sudando a chorros mientras ayudas a mermar la capa de ozono. ¿Qué importa que el autobús vaya por zonas seguras con buenos carriles bicicleta o que la posibilidad de disfrutar del aire de la playa carioca este al alcance de la mano si puedo verlo todo a través de los cristales empañados de mi autobús?

Más info en
www.busbike.com.br

Publicado originalmente en la revista
ETECÉ, número 10, Marzo/Abril (PDF 2.259 KB)

Imagen:
Eturu

20 marzo 2006

Efemérides: Bricolaje urbano


A principios de los 80 mi padre logró deshacerse de ese híbrido entre turismo y furgoneta que era nuestra Renault 4 amarilla. El sueño era una furgoneta de verdad y esta fue una Mercedes blanca que se materializó en nuestras vidas como si hubiéramos dado un salto en la escala social.

Pero mi padre, con la ayuda de mi madre, no acabó de ver claro eso de que el vehículo laboral cubierto de polvo de escayola y esparto se convirtiera en el coche vacacional, mucho menos en el vehículo familiar que se pudiera llevar por la ciudad cuando uno no iba de obra en obra. Así se le ocurrió montar un engendro que se convertiría en nuestras cuatro ruedas durante los próximos años. El desafió estaba claro: mientras esperábamos la siguiente mutación de la economía familiar había que convertir esa furgoneta en un multiusos que tuviera contentos a todos.

Colocó una división de aglomerado entre el asiento de atrás y la parte donde se guardaban las cosas de la obra. La madera estaba forrada por esa imitación plástica de cuero que era el sky en el lado de los pasajeros y remachado con tachuelas doradas. Incluso tenía una pequeña ventana para no perder la visión del retrovisor central. La cosa no era perfecta pues para lograr que entraran los tablones y las regletas abrió una portezuela debajo del asiento donde mi hermana y yo pasábamos los viajes y la escayola se filtraba poco a poco.

Para cuando llegaba el momento de las vacaciones mi padre se ingenio un sistema de tablones y maderos que integrados en las paredes de atrás, forradas de fórmica blanca, reconvertía la furgoneta en almacén de viaje y cama de matrimonio para mis padres al llegar al camping. Mi hermana y yo nos las apañábamos en una tienda levantada al lado de la furgoneta. La división de ski se desmontaba por la mitad y creaba un acceso directo a la zona de la cama durante las vacaciones. Unos ganchos y unas cortinillas era todo lo que necesario para lograr un sentido de privacidad dentro del invento. Al terminar las vacaciones todo se guardaba en un cajón de madera que también se apaño mi padre y que colocaba detrás de la furgoneta en el garaje.

Más tarde llegó el momento en el que adaptar el vehículo a la realidad de nuestras vidas, o a los sueños de mis padres, no fue suficiente y la idea pereció cuando se alcanzó la aspiración de comprar un 4x4 y así, con dos vehículos, la furgoneta para currar y el todoterreno para gozar acabó la simbiosis entre el bricolaje y el coche, la ciudad y la familia. La artesanía está en crisis.

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Recordando a mi padre que cumplía años el día siguiente a la festividad de San José