Economía: Cultura y servidumbre global

Son marionetas para el dedo, hechas de lana. Es común verlas desde hace algo más de un par de años en puestos callejeros de Manhattan por las zonas más turísticas: SoHO, en torno al Metropolitan... Al principio eran una mezcla de personajes clásicos, como caperucita y el lobo, con otros pertenecientes a la cultura popular tipo Papá Noel. Poco a poco hay más monigotes cercanos al cine y a la televisión y menos a los cuentos infantiles.
Lo peor era que toda la conversación de la vendedora destilaba un sentido de superioridad sobre los tejedores de las marionetas: Nosotros encargamos, nosotros diseñamos, nosotros les decimos... Todavía no se que englobaba ese "nosotros", si ella directamente, si los vendedores de Nueva York... En cualquier caso no sonaba del modo más adecuado o respetuoso. Una actitud triste desde el lugar del vendedor callejero, en este caso inmigrante también. Por una parte puede que haya una actitud típica, una voz, empleada por las clases superiores para reclamar el crédito, la autoría, y restar reconocimiento al trabajo de sus subordinados. Después no esta claro hasta que punto diseñan ellos, si mandan un prototipo, un par de fotos o como funciona el proceso. Quien quiera que lo haga muestra un alto nivel de ingenio y creatividad reinterpretativa para regurgitar estos personajes entre el homenaje y el ridículo para después enfundárselos un dedo. Esa es la parte positiva que hay en esta historia.