02 junio 2005

Ciudades: Apartamento del barrio chino, New York


Frente y revés de la puerta de la calle

Esa puerta, soló vacía cuando acaba el día y Canal Street se desinfla, es la que da acceso al piso compartido en el que un amigo nos había invitado a pasar el fin de semana. Pasará unos dos meses aquí antes de mudarse fuera de Nueva York. Es un espacio en transición que el predice será remodelado en el futuro no muy lejano, convirtiendo estos antiguos espacios industriales y de oficinas en apartamentos de lujo. Él comparte un interés, una pasión en realidad, por lo que son las ciudades y lo que las rodea. Le comenté como el barrio chino, uno de los últimos reductos de manufacturas, trabajo y residencia inmigrante obrera en Manhattan está siendo transformado en un área elitista como su vecino SoHo lo fue hace años. "¿? Francamente, nosotros... Esto - señalando al apartamento - es la primera ola de gentrificación."


Ascensor eternamente averiado y camino a la escalera que lleva a la puerta del segundo piso.

El pasado 21 de Mayo Michael Powell desde el Washington Post escribió sobre las presiones a las que se ve sometido el barrio chino de Manhattan. Desafortunadamente el post únicamente permite el acceso previo pago a sus artículos con más de 15 días de antigüedad. La mayoría de las referencias que uso aquí pertenecen a este trabajo.

Se comentan en general dos factores que están diluyendo la presencia del barrio chino: El comercio internacional y la presión inmobiliaria, ¿macro y micro? La desaparición de aranceles mundiales en la importación de textiles de China ha puesto el yugo al barrio en New York donde se han perdido miles de trabajos. El número de empresas textiles ha pasado de 400 en el 2000 a 150 en el 2005. En su mayoría han sido reconvertidas en apartamentos millonarios. Para remediar la competencia de las manufacturas chinas el gobierno de Bush ha puesto cuotas que limitan la importación a un 7,5% lo cual en el mejor de los casos frenará este proceso temporalmente.

Según muchos la ironía radica en que la culpa esta en la competitividad china. Hay que tener cuidado cuando uno roza la xenofobia, en este caso con el escozor extra de hacerlo frente a la gente con la que uno dice compartir una base cultural. Peter Wong, dueño de una fábrica: "De un modo extraño nuestro problema es la gente de China. Lo pueden hacer más barato. Sus fábricas no exigen pago hasta que se entregan los textiles. Nosotros no podemos competir con esto."


Puertas del tercer y cuarto piso. El cartel del antiguo negocio del cuarto decía: Tres damas y caballero.

Nuestro anfitrion comentó que en realidad probablemente no haya lugar en Manhattan para la industria. Me temo que sólo va a tener razón si entendemos el mercado como fuerza prioritaria, como legítimo y justo organizador de nuestras vidas. En principio él se opone a la intervención estatal y promociona la ingerencia del individuo, o el mercado para configurar nuestro entorno. Personalmente me da tanto pavor la mano larga del mercado como la del estado. En un mercado puro e ideal ¿estarían sujetas a relocalización otras instituciones cívicas y sociales? Templos, bibliotecas, centros de salud, zonas recreativas... ¿Cuál es la jerarquía, la selección, de los elementos regulados, protegidos?

Imaginemos por un instante que así desaparecerá el barrio chino y queden solamente de él huellas y recuerdos. Es lo que esta comenzando a consolidarse en Washington DC. En un futuro mensaje espero poder contar la retorcida historia en detalle. Aquí baste decir que hay una regulación estética que obliga a mantener en la zona elementos chinos, carteles bilingües incluso en las tabernas irlandesas pero no hay ninguna regulación que garanticé que el barrio chino de Washington sea eso, chino. Es sencillo invertir en maquillaje urbano.


Quinto piso y puerta de acceso a la azotea. Nos quedamos en el quinto.

La importancia de la industria es crucial en la historia de los barrios chinos. La simbiosis existía entre las mujeres que trabajaban en las fábricas por pequeños salarios pero con asistencia sanitaria ofrecida por el sindicato mientras que sus maridos tradicionalmente recibían salarios más altos en los restaurantes fuera de la sindicación. Además en los últimos tiempos los sindicatos han perdido energía reforzando la calidad laboral y niveles salariales.

Quizás esto hable de las deficiencias de ciertos modos de organización familiar para adaptarse al capitalismo. Algunas de estas críticas harían pensar que el problema es que estos grupos son incapaces de reinventarse para adaptarse a las dominantes y homogeneizadoras fuerzas del mercado. Y si lo hicieran seriamos capaces de decir que no hay diferencias culturales.


Vista interior desde la puerta de un dormitorio.

El apartamento mide a ojo unos 230 m2, y aproximadamente cuesta unos $4100 mensuales más facturas a repartir entre tres inquilinos. Es un precio relativamente asequible para alguien trabajando con éxito como consultor o autónomo, sintomático tanto de New York como de la transformación del barrio. Aún dista de las antiguas fábricas (entre $100 y $160 por m2) ya reconvertidas en nuevos apartamentos de lujo que se cotizan a $10.700 el m2.

Kevin Chu de la corporación del desarrollo de la industria de la vestimenta (Garment Industry Development Corp.) dijo: "Da miedo, estas fabricas de ropa son la columna vertebral de la economía del barrio chino. Sin ellas el perímetro del barrio se reduce a diario." No es sólo el perímetro, el virus esta dentro.