11 mayo 2005

Viajes: Descubriendo miseria


Veo muy a menudo recomendaciones para no ver, no acercarse a la vida de los menos privilegiados, que a menudo son los más. De hecho muchas de estas recomendaciones condenan tajantemente hacerlo. Una guía sobre Haití que abrimos antes de ayer decía que a nadie le gusta verse celebrado en su pobreza y censuraba muy en serio este comportamiento.

Si esto se convierte en espectáculo, en inmunización para no contribuir a entender y resolver las desigualdades estructurales en las que vivimos estaría de acuerdo. Por otra parte el turismo no tiene por que ser solo recreo o aislamiento paradisíaco, el paraíso no existe si no lo hacemos entre todos. El problema es que si terminamos el razonamiento lógico de los que piden no ver como viven los demás casi siempre nos lleva a concluir que ¿lo mejor es no mirar? ¿Lo mejor es ignorar? Yo no le pido necesariamente a nadie que lo haga pero ¿fue mi comportamiento inmoral por intentar entender un poco el fenómeno de las invasiones, como viven muchos en Lima o por acercar la historia de Villa El Salvador?


¿Y que pasa si del comportamiento individual pasamos a los viajes organizados para conocer la realidad de las favelas brasileñas? Eso es lo que Favela Tour hace y desde la distancia quizás suene sospechoso pero ellos claman que su trabajo ayuda a romper estereotipos que relacionan la favela exclusivamente con el crimen y la pobreza. ¿Condenar esta practica es defender al residente de la favela o genera una mayor exclusión social de los que padecen estas realidades? Por ejemplo, parece ser que Riotour (organo ejecutivo de la Secretaria de Turismo de Rio de Janeiro) intento censurar las actividades de Favela Tour alegando que proyectaba una imagen negativa de la ciudad y de hecho sus publicaciones erradicaron cualquier información referente a Favela Tour. Yo opino que el reconocimiento del problema no basta pero ¿habrá que empezar por ahí?