07 septiembre 2006

Sociedad: Vivimos los días que nos tocan


Cada vez se hace más difícil el ritual de cruzar la frontera para regresar a lo que a fecha de hoy constituye mi casa. Una practica que reitera la dinámica que define la ciudadanía y los derechos basándose en el privilegio ilusorio de la superioridad nacional. Algo demasiado frecuente en el mundo que vivimos y que aquí veo exacerbado tras el mito de la inclusión conveniente y las groserías de una frontera que aplica un mayor escrutinio dependiendo de donde vengas. La más reciente en el aeropuerto de Detroit donde: ¿se nos evaluó con particular agresividad por qué viajábamos desde México? Y digo agresividad que no eficiencia.

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