07 mayo 2005

Música: Flamenco en DC


Al principio nadie me toma en serio cuando digo que desde que estoy en Washington DC tengo a mano una gran oferta flamenca. Cierto, el flamenco contemporáneo dicen que acaba pasando por Madrid. Desde lo mas innovador a lo mas purista. Recuerdo claramente un gran concierto del Agujetas en Casa Patas que ponía la piel de gallina. ¿Pero a dónde van cuando salen los flamencos de la península? Pues en general si van a Estados Unidos antes de pasar por Nueva York vienen a DC.

Gracias al Festival Flamenco, organizado en buena parte por el programa de español en la universidad George Washington he podido ver por aquí a: Vicente Amigo en plenas facultades, Carmen Linares encantadora con un Manolo Sanlúcar de ceño fruncido, José Mercé enorme ante un auditorio semivacío, Territorio Flamenco con Miguel Póveda, Arcángel, la Linares y Diego Carrasco entre otros presentado una electrizante versión de la Leyenda del tiempo o a Cañizares y Gallardo inmensos con la guitarra. Morente fue de los pocos que han cancelado y se han limitado a pasar por NY. ¿Por qué Enrique? ¿Por qué? Menos mal que le he podido ver en Madrid... Y aparte hay una escena regional semiprofesional bastante activa como refleja la página DCFlamenco.com gestionada por Michael "Miguelito" Pérez, en la foto superior acompañando con el toque a Carlton Ashton.


Tras meterme un poquito en los primeros 90, empecé realmente a verme aficionado al flamenco cuando salí de España allá por el 95. Creo que se mezclaron muchas cosas. La distancia no es necesariamente nostalgia y si la tratas con cuidado enseña mucho. El rechazo al flamenco en mi entorno venía por muchas partes. Primero no había tradición, después había un prejuicio hacia las manifestaciones gitanas de cualquier tipo, incluida la música del gitano pobre que ponía rumbitas a todo volumen allá donde se encontrara y en particular en las ferias ambulantes que iban por media España y por mi cinturón del Madrid sur. Reflexionando hoy, la fusión más impresionante y atrevida con ritmos del norte de África, percusiones latinas y temas sociales estaba ya presente en toda esa rumba de gente como Los Chichos y Los Chunguitos que no tiene desperdicio. Esto también me hace pensar que en cierto modo ya lo venía mamando yo.


Desde una perspectiva más amplia el flamenco era mal entendido porque la política estatal, en particular la de los últimos 20 a
ños de la dictadura franquista, había promovido una imagen populista, homogénea de España a través de una expresión tan complicada como la flamenca. Es decir, entre las capas obreras progresistas sin tradición flamenca, acercarse a esto parecía ser ignorante. Lo ignorante era pensar así. Eso lo supe después. Por supuesto, el esperpento flamenco españolista aún existe. Y me lo dejo para un próximo mensaje.
Para algunos extranjeros es lógico ver a un español escuchando estos ritmos pero siendo medianamente discreto y fuera del contexto patrio nació un monstruo. Muchos aún se sorprenden por mi interés. Disto mucho de saber de lo que hablo, en particular en el terreno estrictamente musical, pero se que me interesa mucho y lo disfruto. Alguna vez se me puede pillar andando por las calles de Washington DC escuchando a los Chichos. ¿Y que pai?