09 mayo 2005

El barrio: Churreria Madrid


¿Qué me encontré nada más llegar a Washington en el centro del barrio? Eso es, a la Churrería Madrid. Cruza el Atlántico, métete en DC y descubre prácticamente al lado de casa esto que anuncia los mejores churros en la capital de Estados Unidos desde 1973. ¿Se puede justificar el repelús inicial?

Cuando conocí el sitio, igual que el protot
ípico bar español, era un lugar sospechoso y oscuro. Tenía la peor decoración imaginable que no habría cambiado desde el año de apertura y ofrecía el mismo nivel acogedor que aprendes a apreciar cuando sabes para que sirve un sitio de estos, lo que decía un amigo mío: Fútbol, liga o copa de Europa vía satélite, mientras te tomas unos huevos con chorizo. Cosa por otra parte que no es tan habitual en esta ciudad. Ese era el gran valor si uno sabía aceptar la presencia de la cabeza de toro y las sillas desvencijadas. Hará un par de años le lavaron la cara al local, lo cual fue equivalente a quitarle diez años de encima. Es decir, ya no parece una cápsula del tiempo de los 70 ahora uno se cree estar en plenos 80 a punto de celebrar el mundial de naranjito. Lo que le pasa es que está algo apartado de la principal actividad nocturna de la calle 18, corazón de Adams Morgan, y casi siempre se encuentra sitio, es relativamente barato y la comida no esta mal... puro bar.



Pero lo mejor de todo es que la churrería Madrid no está en Madrid y es una creación netamente americana hecha por españoles. Tras las apariencias cañís la parroquia esta formada por una mezcla de españoles, latinoamericanos y angloparlantes. Y aunque la cocina fue española, cada vez hay más manos, como la de los camareros salvadoreños, venezolanos o colombianos que suelen formar la mayor parte del servicio. El placer de ver explicar como tener que servir un cocido madrileño radica en eso, en tener que explicarlo. Como Madrid, la churrería esta hecha por muchos y muchos pasan por ella y nadie se puede apropiar de la pertenencia a ninguna de estas ciudades.