27 mayo 2005

Arquitectura: Demagogos e iluminados


Imágenes angelicales cortesía del Arch Fanzine, número 1

El arquitecto Rem Koolhaas, acompañado por algunos colegas, ofrece su nueva publicación bíblica llamada en esta ocasión Volumen, revista que empieza hablando sobre el papel del arquitecto y su oficina. Es una pena que cueste tanto discernir que elementos de su trabajo son relevantes dentro de la cacofonía mesiánica que produce. Digo una pena por que realmente creo que tiene cosas interesantes que merecen atención. Esta quizás no sea una de ellas. La gente de A4 Investigaciones Urbanas ofrece una traducción del manifiesto de introducción a Volumen que no tiene desperdicio. Entre otras lindezas Koolhaas literalmente dice: "Sin rodeos, si yo fuera una estrella de pop, lo mismo que una del arte, con un grado comparable de éxito mi fortuna sería de cientos de millones. Si hubiese permanecido como guionista de cine, ganaría algo así como tres millones de dólares por treinta minutos en una consulta como "script doctor". Igual como escritor, podría haber sido millonario".

Me dan ganas de criticar el texto con alguna grosería que refleje en sus propios términos lo que me parece una pataleta de nene malcriado. Fácil imaginarse unas cuantas, seré bueno y me quedare con aquello del: y si mi abuela tuviera pedales sería una bicicleta. De veras, no puedo con ello. La soberbia y caradura que leo me superan. Se puede tener un debate sobre las diferencias salariales en nuestra sociedad e incluso se podría enfocar legítimamente un debate en exclusiva a la arquitectura. No hay ningún problema con esto. Pero no me sienta bien escucharlo desde el llanto enrabietado de un arquitecto estrella, triunfador y referencia profesional para muchos que se queja por no ser un millonario guionista de cine. La práctica profesional de la arquitectura es compleja en todas sus vertientes pero un debate popular dirigido de esta manera por los arquitectos estrella, victimas de su propio comportamiento mediático, no creo que vaya a ser beneficioso.

Sus analogías laborales son erróneas y me escuece que vengan de un arquitecto notorio por el trato que le da a sus empleados y como estira, explota, la producción de la gente en su estudio, en particular de los más jóvenes. Participa de lleno en la dinámica que permite a empresas de arquitectura más o menos establecidas el no pagar salarios competitivos y forzar horarios intensivos como compensación, por el privilegio, de conseguir experiencia en un lugar así. Esta y prácticas similares son males endémicos de la situación laboral en demasiados campos profesionales. Me parecería más interesante arrancar el debate de la empresa arquitectónica explicando que hace el Sr. Koolhaas cuando se trata de generar una cultura del empleo en la profesión. Asistí a una presentación en su empresa en el 2000 y residía en una oficina corporativa donde se respiraba de todo menos el espíritu creativo que promociona en público.



Es frecuente escuchar estas voces para auto justificarse en términos místicos, subjetivos, muy parejos a los caminos de la fe. Y con esto quiero decir, como suele ser habitual en muchas manifestaciones artísticas, que al ceñir el discurso al terreno de las creencias el creador se auto legítima, hay que creer en él, con él, de otro modo no serás capaz de ver lo que ve él, de acercarte a su visión. Afortunadamente no todo son iluminados pero el camino esta repleto de ellos. Por ejemplo
Jean Nouvel justificaba hace poco su ampliación del Museo Reina Sofía en Madrid en términos de una plaza pública, "cubierta", cerrada, es decir un patio en una institución que no necesitaba la ampliación pero de eso es de lo que es difícil hablar. Más recientemente ha dicho al respecto de su Torre Agbar en Barcelona que no se puede entender como un rascacielos si no como un geiser... y que su imagen se inspira en las formas que adquiere el agua bajo presión. Yo veo otra inspiración pero cada cual que opine libremente:


Fotografía: Carlo Cip Porcerdda

El tema del arquitecto y su papel en diferentes culturas contemporáneas es perfectamente debatible, incluso será necesario hacerlo, pero no en los términos que plantea el amigo Koolhaas ni sus compadres. En fin, una distracción auto interesada de problemas más urgentes sobre el entorno de la arquitectura y mientras tanto otro montón de papel alcanza las estanterías.


Fotografía: Sanne Peper Fotografie