25 abril 2005

El barrio: Amenaza constante



El barrio est
á lleno de signos, de símbolos, que por obsoletos pasan desapercibidos. Es normal ver en las ciudades de Estados Unidos el cartel de refugio nuclear (Fallout Shelter). Quizás sean más prominentes en Washington DC por su condena capital a personificar las paranoias nacionales, fuente de sustento para los políticos que representando a otros estados dicen cómo se ha de vivir en esta ciudad.
El cartel de prevención nuclear es una huella de la guerra fría y de iniciativas federales para habilitar refugios nucleares frente a lo que se presentaba como un inminente ataque soviético. Es fácil confundir el s
ímbolo con el de "Peligro radiación". No indica necesariamente la existencia de un búnker sofisticado con comida y útiles de supervivencia. En su mayoría señalaba los sótanos, bajos y garajes de los edificios que tenían muros de un grosor suficiente para filtrar la radiación. Vamos, el refugio nuclear en mi edificio es dónde está el cuarto de las lavadoras y el triturador de basuras. Quizás era una falsa ilusión de seguridad que provocaba más miedo y conformidad con el gobierno que beneficios preventivos. Muchos aún defienden el valor educativo de las campañas de la época en escuelas americanas para agacharse y cubrirse (Duck and Cover) bajo los pupitres en caso de ataque nuclear. La tortuga Bert lo explicaba.


La memoria política es intencionalmente corta. El país esta sujeto regularmente a ciclos preventivos de terror que gestiona el gobierno. La ciudad se cubre ahora de barreras de hormigón para frenar coches bomba suicidas y defendernos en la guerra contra el terrorismo. Los techos se cubren de francotiradores para proteger a un presidente que a duras penas pasa unos días en la Casa Blanca. De hecho, la agencia federal encargada de gestionar las situaciones de emergencia (FEMA) dedica gran parte de su renovado esfuerzo a labores informativas sobre los peligros de un ataque nuclear o biológico. No es de extrañar en un gobierno que crea agencias federales como la CRS para reconstruir países tras las guerras que aún no se han iniciado.

Dice el gobierno que hay que estar LISTO. Vivimos en un estado de alerta amarilla permanente tras la elecciones generales. Esto es bastante tranquilizador. Durante la campaña las subidas y bajadas de peligroso a peligrosísimo, de tenga usted mucho cuidadito a estamos perdidos pero no sabemos por qué, ni cuándo, ni cómo eran constantes. Ya no hay que preocuparse. Una vez que el presi ha sido reeligido el nivel de amenaza es constante y apenas un recuerdo en las calles del barrio.